Cualquier creencia forma parte de lo que consideramos nuestra estructura mental y nos ayuda a adaptarnos al mundo. Ninguna creencia es cierta, ni real ya que todas las creencias están basadas en interpretaciones subjetivas.
Para aceptar cualquier idea tengo que negar una parte de la realidad y aceptar una interpretación fraccionada del mundo.
Cualquier creencia no deja de ser un programa inconsciente. Una idea que se ha instalado en nuestra mente. Por si misma, ninguna idea es real, buena o peligrosa hasta que no le damos credibilidad.
En el momento en que nos identificamos con cualquier idea lo convertimos en una creencia y buscaremos la forma de dar validez a esa creencia, trataremos de demostrarnos a nosotros mismos que aquello que creemos es cierto.
Sobretodo somos expertos en hacer esto con las creencias limitantes.
Puede que en un momento determinada nos aparezca un pensamiento de «no soy capaz de…» (rellénalo con lo que quieras).
Empezaremos a actuar bajo esa idea y todo nuestra psique, nuestras emociones y nuestro cuerpo van a actuar bajo esa idea.
A partir de ahí, nuestra mente empezará a tratar de demostrarnos que aquello que pensamos es cierto.
¿Te Ha Gustado El Vídeo? Deja tu comentario abajo del post.
También puedes dejar tus sugerencias y preguntas para próximos vídeos.
No vivimos en la totalidad de nuestras capacidades sino en los límites de nuestras creencias.
Lo convertiremos en nuestra frecuencia vibratoria y las situaciones que nos encontremos en el mundo van a responder a ese estado y a esa vibración. Por tanto en el mundo encontraremos las situaciones que apoyen nuestra creencia, en este caso «no soy capaz de…». Es lo que se conoce como el principio de resonancia.
Abrirnos A La Totalidad De Las Posibilidades
Existen técnicas para cambiar una creencia por otra, pero aun así estaremos viviendo bajo los limites de esa creencia aunque sea empoderadora.
Desde mi punto de vista, no se trata de cambiar las creencias, sino de trascenderlas.
Las ideas aparecen en nuestra mente sin que nosotros podamos controlarlo. Por tanto, esas ideas nunca son nuestras, no somos sus dueños.
La única manera de que nuestras ideas no se conviertan en creencias es no dándoles credibilidad. Porque solo es en el momento en que una determinada idea pasa por nuestra mente y nos identificamos con ella cuando la convertimos en creencia.
Para lograrlo es necesario desarrollar una conciencia de observación y atrevernos a cuestionar todo aquello en lo que creemos.
Esto no es algo que se consiga en un día, simplemente es un estilo de vida, un hábito que nos llevará a la paz mental y a un mayor bienestar.
Deja una respuesta